Dolor de espalda en el embarazo

Tipos de dolor de espalda en el embarazo, causas y prevención

El dolor de espalda constituye un síntoma muy común durante el embarazo que, normalmente, remite después del parto.

Puede variar desde un dolor leve asociado a actividades específicas, hasta un dolor agudo que se vuelve crónico.

El dolor de espalda en el embarazo suele aparecer entre el quinto y el séptimo mes de embarazo, aunque en algunos casos comienza ya entre las ocho y las doce semanas, alcanza su punto máximo entre las 24 y 36 semanas de embarazo y suele remitir espontáneamente en los 6 meses posteriores al parto. Sin embargo, hay entre un 8% y un 10% de las mujeres que siguen sufriendo este dolor 1 a 2 años después del parto.

Existen distintos tipos de dolores de espalda en el embarazo.

Los dolores de espalda en el embarazo más comunes durante el embarazo son:

Lumbalgia:

Es un dolor que se percibe en la parte baja de la espalda, que puede irradiarse hacia las piernas y que aumenta cuando la mujer está de pie, andando o mucho tiempo sentada. Es, quizá, el dolor de espalda más habitual en el embarazo, ya que el embaraza genera más tensión en la zona lumbar.

Ciática:

Es un dolor que se localiza en el glúteo y puede extenderse por toda la pierna. Puede llegar a ser incapacitante por su intensidad y causar incluso adormecimiento de la ingle o pérdida de sensibilidad en las piernas. La causa es la compresión del nervio ciático.

Dorsalgia:

Aparece en la parte alta de la espalda, generalmente por una mala postura a la hora de intentar compensar la mayor curvatura de la espalda.

Las mujeres con un estilo de vida sedentario o con una musculatura débil están más expuestas a padecer dolores de espalda en el embarazo. También son más habituales en el caso de mujeres con problemas de sobrepeso o embarazos múltiples.

En cuanto a la prevención del dolor de espalda durante el embarazo la mejor solución es la actividad física regular acompañado con el tratamiento fisioterapéutico. También puede ayudar tener una buena postura, evitar zapatos de tacón alto, limitar los esfuerzos excesivos y dormir de lado.

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